El día de ayer al llegar a mi casa después de terminar la jornada de trabajo, me dirigí a mi estudio a meditar sobre los acontecimientos del día, y tenia pendiente el tema a escribir, sobre los tópicos de rock y blues; por consiguiente me viene a la idea platicar en estas líneas sobre mi percepción de los clanes amantes de la música rock.
Ya hace unos tres años retome mi afición por la música del género del rock, más del estilo más cercano al Pop, para algunos es comercial o de plano es tan bien clásico, lo que escuchamos a diario en las estaciones locales de la comunidad, en temas muy generales, hasta veces repetidas en su quehacer diario; pero no reúnen la amalgama de una fauna identificada con los géneros del Rock, con dirección a cofradías en comunión, tales como el Metal, el Pop, el progresivo, el blues, etc. Con lo anterior, la única estación de radio privada, a satisfacer con esas necesidades de especialidades es la radiofusora
En ese mismo orden de ideas, mi experiencia en mi ciudad natal es haber palpado en la mayoría los clanes de heavy metal, según mi percepción, convergen en bares, como el Confesionario, El Mexicano, y La Taberna entre otros, incluyendo una variedad de clubes privados de membresía fraternal, tal como el Hell Fire localizado al sur de la ciudad, punto ahí de reunión de promotores, empresarios, músicos, y amantes de ese genero para disfrutar de la compañía de las caguamas y buenos momentos de escuchar rolas pesadas característico de ese tipo de freternidades sociales.
Por otro lado, yo no tengo la dicha de pertenecer a ningún clan metalero, lo más cerca he estado es en convivir con una fraternidad de los locutores de
En varias ocasiones tuve la bendición de los Dioses del Rock, conocer tres territorios de tributos al Blues y al Rock, en el cual fue punto de citas de sesiones de la academia rockera de la ciudad del sarape, la primera el Rincón del Blues un lugar acogedor de Jorge Blanco, el otro una discoteca de Sueños Progresivos de Raymundo Balderas, y al final pequeño espacio abstraído de San Miguel Allende, en el universo de los Beatles, de los hermanos Gonzáles Lara.
En el Rincón del Blues del anfitrión Jorge Blanco se guarda en su estudio un sabor de melancolía de los antros de viejo Chicago a sabor de cigarro y cerveza Lone Star, con un menaje de muebles de modernos y antiguos, rodeado de aparatos de sonido de alta tecnología sobre un escritorio añejo, sus libreros para su apartado de cds, y de libros de lectura especializada de blues y rock, labrados en forma de café y bar de algún lugar de Louisiana,-ahí podemos encontrar dentro de sus joyas la bibliografía de la vida Buddy Guy-, una sala con su teatro estudio, y su muro de las vanidades, con una colección de placas fotográficas consagrado a los divos musicales de un canto de lamento, resaltando el Árbol de la Vida del Blues, así como un tesoro muy importante la imagen del Todo Poderoso Buddy Guy autografiada de puño y letra de su bar en Chicago, a mí gusto un lugar adecuado para la meditación de la filosofía del blues, aquí se resalta el sentimiento de uno de los últimos de los tres reyes, BB King ….“al expresar Pienso que el blues, como cualquier otra disciplina musical, tiene un lado bonito y un lado triste, y por otro lado está un lado verdaderamente feliz, por lo que intento representarla de esa manera. El blues no siempre es triste, no al menos para mí. A veces te sientes contento, a veces quieres bailar (yo uso la palabra shaky-boogie), a veces solo quieres sentarte y disfrutar, quizás con alguien al lado. Para todas esas ocasiones es bueno el blues”….
Aquí termino amable lector, con la descripción de lugares donde la cofradía de comunión rockera de los locutores de la Xeks , se reúnen. Traigo la imagen de aquella legendaria película del “México de mis Recuerdos” con el reaporto de Fernando Soler y Agustín Pardave, donde varios virtuosos de las artes platicaba, cantaba y escuchaban música y poesía de la época, situación anterior, equivale se trasladar ese pasaje a la vida actual de los seguidores del rock y el blues
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