Con gusto transcribo el articulo de la Maestra Esperanza Davila Sota, del periódico Vanguardia del dia 17 de Diciembre, del presente año, y en la cual habla de las tradiciones navideñas, en especial de las Pastorelas. espero sea de su agrado
A siete días de celebrarse la Natividad del Señor, no está de más recordar que celebramos el nacimiento de Jesús y el aniversario de la comunidad cristiana, lo que fácilmente olvidamos abrumados por cumplir con las exigencias sociales de la temporada. Reforzar los lazos familiares y las amistades es una de las mejores cosas que se pueden hacer en esta época, propicia para las reuniones con la familia, los amigos, los vecinos, los compañeros de trabajo y, en general, los grupos con los que mantenemos alguna relación. Alrededor de la Navidad surgen las diversas tradiciones y costumbres en todo el mundo, tales como el árbol o el pino adornado y con luces, el nacimiento en figuras representativas, los personajes de Santa Claus y los Reyes Magos, las posadas, las piñatas, las pastorelas, los villancicos, los dulces y los platillos propios de la temporada.
En México, la mayoría de esas tradiciones están fusionadas al folclore y a la literatura. Joaquín Fernández de Lizardi popularizó las pastorelas en el Siglo 19. Ignacio Manuel Altamirano es el autor de la novela clásica de nuestra literatura, “La Navidad en las Montañas”. Los villancicos, de raíz española, adquirieron en México calidad de obras de arte poético y musical gracias a nuestra “Décima Musa”, sor Juana Inés de la Cruz, y otros autores de la Colonia, tradición mexicana a la que se unen otros autores en otros países de Latinoamérica en otros tiempos, como en el Siglo 20 la poeta chilena Gabriela Mistral, con hermosos villancicos.
Nuestro país conserva la tradición de las pastorelas, una representación teatral simbólica que se remonta a sus primitivos orígenes según la versión evangélica del nacimiento de Jesús, a la que integra bailes y cánticos ejecutados por los pastores. La pastorela siempre tiene un sencillo argumento: el Ángel anuncia a los pastores el nacimiento del Mesías y éstos se encaminan a Belén, pero en el trayecto deben enfrentar las argucias del demonio para evitar que lleguen a su destino. Al final se enfrentan el Ángel y Lucifer en una lucha feroz, de la que sale triunfante el primero.
En Saltillo y la región, algunos barrios y rancherías montan cada año su pastorela, en la que generalmente, por tradición ancestral, los papeles de los personajes principales pertenecen a una familia y por derecho natural se heredan de padres a hijos, igual que el cuaderno manuscrito con los parlamentos. Hace algunos años, Iván Márquez, por entonces director del Instituto Municipal de Cultura, buscó a las familias y estas le dieron acceso a los cuadernos originales de las pastorelas que cada año representan los ejidos El Jazminal, Palma Gorda y Artesillas, y los puso en manos de Miguel Sabido, director de Teatro de México, con el objetivo de integrarlas al teatro mexicano y hacerlas llegar a públicos más amplios. Sin que perdiesen sus valores centenarios, Sabido las refundió en una pastorela susceptible de montarse en un teatro moderno, y en 2010 se publicó con el título “Pastorela de Saltillo” en el libro “Rescatando Pastorelas”.
Con la inquietud que lo caracteriza, Iván logró, en 2015, la adaptación del guion y su producción por el Gobierno del Estado de Coahuila y la UAdeC, con el nuevo título “La Pastorela de Coahuila. Entre Diablos y Pastores te Veas”, al que le integró, para darle mayor identidad, las danzas clásicas de los matachines de la región y música popular de compositores coahuilenses, interpretada por la Banda de Música del Estado. La pastorela recibió, incluso, un reconocimiento especial otorgado por la Asociación de Críticos de Espectáculos de Nueva York: “Por la puesta en escena, la idea original, el trabajo de investigación, el rescate de las tradiciones y el fortalecimiento de la identidad mexicana”. Coahuila también tiene lo suyo
No hay comentarios:
Publicar un comentario