jueves, 25 de mayo de 2017

Sabado Internacional 50 aniversario, el Quinto Piso





Hace días, tenia la preocupación de escribir sobre el tema del 50 Aniversario de Sábado Internacional, el programa legendario de rock mas añejo, del país, el cual muchos adolescentes de aquellas época crecimos con las enseñanzas, no solo del rock, sino de una juventud inquieta en busca de repuestas para cambiar el mundo, y eso era a través de las enseñanzas de filosofía social del Dr. Jesús López Castro. Quien germino la semilla de una juventud en constante movimiento en busca de una ideología de "Dejonos Hablar"  de los años 60´s.

Un programa único, por el cual han pasado mucho jóvenes, entre locutores, fans, y colados que hemos hecho de la Ks nuestra segunda fiel casa. El hecho de escuchar cada Sábado Internacional, ya sea en Cabina o en la Fortaleza de la Resistencia Civil del Rock, es en pie de lucha ante la opresión social.

De igual forma, los programas mas añejos de rock de la Ks, que están de manteles largos, es el de la Manzana Musical de José Molina, el Rock sin Fronteras, de Pepe Lucho Dominguez, el de Rodk Odisse de Ralf Haro,   el de Sueños Progresivos de Raymundo Balderas, sin olvidar lo que faltaba el programa de Voces y Ecos, las raíces del Rock Nacional con Homero Reyes y Cesar Castro, sin pasar por desapercibidos, la Ante Sala del Sábado Internacional, de cada día viernes por la tarde, conocido como Avance Clásico Internacional, con el decano de micrófono, y asesor de asesores el Profe Zavala, a todos ellos, integrantes de lo más selecto de conocimiento de las ciencias del rock, y  lidereados por Don Jesus López Castro.

Por último comparto el sentir por estas lineas, de una persona identificada, como todos con  la Xeks, del columnistas del Periódico Vanguardia, Enrique Abasolo, el que hago mía  y reproduzco en un copi page, su columna del día de hoy

"Sábado Internacional"
Por Enrique Abasolo
Periódico Vanguardia

Llegó luego un momento en que las mejores bandas de rock cayeron en franca obsolescencia. El rock en general fue sustituido por otras propuestas que respondían mejor a los intereses de la juventud vigente. 
Mtv se convirtió en algo incomprensible, mientras que al rock lo aplastó el propio peso de sus años, multiplicado por una juventud de excesos.
El rock echó panza, dejó de lucir sexy en espandex, perdió su voz cristalina y su larga melena. Sus leyendas se quedaron en el viaje o simplemente se fueron de este mundo para que los recordásemos por siempre en el esplendor de su apogeo. 
Mas, al cabo de otros tantos años, el viejo buen rock tuvo su renacimiento. 
Dejó de ser el bochornoso álbum de recuerdos de una generación, ahora de mediana edad, para volverse objeto de culto. Las viejas bandas se pusieron en forma, se inyectaron bótox, se reagruparon y volvieron a salir de gira para reclamar el sitio que merecen en la historia y en nuestras vidas. 
Así justamente pasó con Sábado Internacional, el segmento radial semanal de la XEKS que desde hace cincuenta años camina de la mano del rock, acompañándolo en su evolución y destino.
Hace cinco décadas, un veinteañero, Jesús López Castro, regresaba de la Ciudad de México a su ciudad natal. Pero no era ya el mismo muchacho que partió a estudiar en la capital. Venía infectado con una incurable enfermedad de transmisión auditiva. En la hoy CDMX, Chuy López escuchó algo para lo que no tenía referentes ni antecedentes, algo para lo cual Saltillo no lo preparó: The Beatles, apenas la puerta de acceso hacia un vasto universo musical de electrizantes armonías y poderosos riffs de guitarra.
Chuy tuvo que saltar todavía el obstáculo de un padre reticente quien, como empresario radiofónico, tenía serias dudas sobre contaminar con la peligrosa música juvenil la programación de su difusora consagrada a la música popular mexicana y la información. Por suerte, incluso para quienes aún no habíamos nacido, don Efraín López Cázares decidió confiar en la visión de su hijo, y desde entonces KS comenzó a poner a prueba los castos oídos provincianos de los saltillenses.
Sábado Internacional llegó a mi vida con la oleada rockeril de los años 80, cuando era yo apenas un chamaco de 12 años buscando alimento auditivo para el rebelde adolescente en ciernes.   
Fue una gran etapa para el programa y la que mejor recuerdan los amigos de mi edad: En aquellos años, la trasnochada sabatina duraba hasta bien entrada la madrugada, cuando Chuy realizaba el sorteo telefónico para que algún afortunado se llevara un paquete de álbumes de rock cortesía de Disco-Centro, la mejor tienda musical de Saltillo, cuya sola contemplación de aparadores pagaba la vuelta hasta el centro de la ciudad.
Chuy López es algo más que la voz y programación que amenizó los fines de semana de una aletargada ciudad provinciana, es responsable de ensanchar los horizontes de algunos miles de jóvenes (no me atrevo a aventurar ningún cálculo), antes de la televisión por cable, antes del internet. Si esto no es hacer cultura, si esto no es acercarnos el mundo, cumpliendo así de manera ejemplar la misión del comunicador, entonces no sé qué cosa es.
Pero como ya dije, el rock se anquilosó y los Sábados Internacionales parecían ser ya sólo el capricho de su locutor-productor y una necedad de nosotros, los nostálgicos.
Sin embargo, igual que la música a la que está consagrado, el programa superó la dura cuesta de la mediana edad y gracias a ese tesón es que hoy, convertida en emisión de culto y para conocedores, arriba a sus años dorados.
Las facultades de Chuy López como titular del Sábado Internacional en su segmento estelar, Después de las Once, están óptimas, igual que el reposado talento de las buenas bandas de antaño aún en activo.
Pero Chuy no está anclado en el pasado. En su programa alterna sin que le tiemble la mano, temas clásicos de los años 60, 70 y 80 con las propuestas contemporáneas, sin faltar, claro, su puntual comentario editorial.
Las cuatro de la mañana, sea horario de invierno o de verano, suena “Nights in White Satin” de The Moody Blues, y Chuy con su también satinado timbre de voz, despide y agradece a un menguado auditorio de unos pocos supervivientes que deja con la promesa de un nuevo Sábado Internacional la próxima semana.
Esta conexión con mi infancia y con la formación de mi identidad, se ha convertido en un ritual tan sagrado que, hoy en día y gracias a internet, he podido llevarme a cualquier rincón del mundo, fuera de Saltillo, en donde me pesque el sábado.
Hace un par de años Chuy recompensó mi fidelidad como radioescucha: Sin que hubiésemos hablado en mucho, realmente mucho tiempo, de repente y de la nada, a eso de las 2:30 de la mañana, “dedicada a mi amigo Enrique Abasolo”, “Something”, de George Harrison, en la interpretación del cuarteto que inició esta revolución. Y por ese bello recordatorio de mi persona, por ese momento tan peculiar e íntimo entre dos almas trasnochadas, continúo profundamente agradecido. ¡Gracias, Chuy!
¡Este sábado, tu alma pertenece al Rock!
Uno no inicia una transmisión radial pensando en que va a estar detrás de ese micrófono durante los siguientes 50 años. Pero esto, lejos de ser un accidente, fue resultado de hacer las cosas de manera genuina, de amar lo que uno hace, de poner el corazón. Vamos a festejar y agradecer a Chuy López por los primeros 50 años de Sábado Internacional, con una transmisión especial desde el Centro de Estudios Musicales (Calle Purcell, en la Alameda Zaragoza). Allí, a partir de las 12 del día les espera el micrófono abierto para que nos cuenten cómo tocó sus vidas esta emisión radiofónica que hoy es patrimonio intangible pero audible.
¡Rock envasado de origen!

El presente articulo lo escribí  escuchando la canción de "Hey Joe" de Jimmy Hendrix"

"El Señor es mi Pastor, el Blues mi religión.... Hermanos el Blues sea con Ustedes"
JBR




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